Es preferible el luto de corazón a los gestos. El silencio y el recogimiento a las plañideras. La atención y dedicación en vida antes que los responsos. A nadie molestan los gestos y las tradiciones de los mayores que de corazón y por cultura propia se enlutan para demostrar dolor por la pérdida de un ser querido, lo que rechaza la sociedad es el cinismo del luto. Pero en especial lo que resulta molesto es llorar desgarradamente como lo hacían las antiguas plañideras contratadas especialmente para la ocasión.
No hay duda de que este gobierno se está equivocando estrepitosamente en la comunicación y tiene muchos fallos e improvisaciones, nunca se había gestionado una crisis similar. No obstante, a lo anterior, parece que durante esta pandemia los gestos que reflejen luto y dolor cobran un valor especial hasta el punto de autoimponérselos la derecha y de querer imponerlos al gobierno de coalición. Corbatas negras, banderas de España en los balcones, lazos negros y/o vestir de luto riguroso, son algunas de las propuestas de la derecha española en plenas crisis sanitaria y también ya, económica y social, además de, posados ante el espejo con cara compungida y en blanco y negro. Los asesores de estrategia y comunicación de los partidos se equivocan. En esta pandemia resulta mas necesario arremangarse, para quitar el barro, que tener una buena mercadotecnia ofreciendo imagen, pagas extraordinarias y rebajas fiscales.
En cualquiera de los casos se trata de gestos y todos sabemos que los gestos en política son importantes y sobre todo entre los políticos elegidos para que generen un impacto en el electorado, prescindiendo incluso de la imagen del propio partido. Son tan importantes los gestos a la galería que además hay que combatir aquellos que, surgidos espontáneamente de los ciudadanos, se puedan confundir a favor del gobierno. Obras son amores y no buenas razones. Molestan incluso los aplausos a los sanitarios y trabajadores esenciales.
Un riguroso luto, ahora, sin que siquiera haya finalizado el drama, no va a hacer olvidar donde quedaron los gestos de la última crisis que gestiono la derecha en España con las personas, los autónomos y las medianas y pequeñas empresas. El desamparo social y la desigualdad generada, durante y después del 2008, son la causa de una buena parte de la desafección política y del crecimiento de la ultraderecha. Ahí es donde tienen que estar pendientes los estrategas y jefes de comunicación de los partidos, no en el postureo.
El gobierno ahora tiene que cumplir con su deber. Esta en su derecho de proponer una nueva prórroga del estado de alarma al parlamento, bajo su responsabilidad, que le permita adoptar las medidas urgentes y necesarias para gestionar esta crisis sanitaria. Igualmente, esta también en su derecho de seguir creando el escudo de protección económico que contribuya a superar la pandemia en condiciones económicas y sociales distintas a como se hizo en la última crisis financiera. Que la oposición decida, bajo su criterio político, si apoya el estado de alarma y las medidas de desescalada. Si pasado el estado de alarma, o no refrendado en el parlamento, aunque no hayamos superado la crisis sanitaria y de salud pública, el partido popular tiene tanta prisa y estima que tiene que presentar una moción de censura también está en su derecho. Que el parlamento resuelva y el Sr. Casado presente su programa de gobierno. Esas son las reglas democráticas que nos hemos dado. La lealtad de la oposición no consiste en estar callada, y nadie quiere eso, ahora la única lealtad que se pide es no desestabilizar para evitar riesgos a la población. No seria prudente cambiar de caballo en la mitad del rio.
A estas al turas de la pandemia y después de oír a la oposición del PP, en el parlamento, durante la petición de prórroga de los tres estados de alarma y las sesiones de control al gobierno, a día de hoy, nadie conoce las propuestas y aportaciones del Sr. Casado para salir de la crisis y afrontar el futuro. El PP tiene que saber que, además de contar y poner los muertos sobre la tribuna, acusar al gobierno de mentir, ofrecer datos comparativos y de quejarse de como se hace la desescalada, pero sin aportar alternativas, o de solicitar una llamada telefónica previa a los consejos de ministros, es necesario conocer si tiene algo nuevo que aportar. Hay que decir si se afrontara el futuro de España con la misma receta política del 2008, de la que hace gala en cada intervención, pero dejando en el armario todo el sufrimiento social y la precariedad, o tiene un nuevo ideario y programa político. Hay que saber si el PP tiene una nueva perspectiva económica y social distinta a la que ofrece el partido socialista y este gobierno de coalición. De lo contrario lo que parece es que, el Partido Popular, haría lo mismo en el gobierno que está haciendo el PSOE, pero cuidando mucho mejor los gestos. A nadie molesta que le tomen por bueno, lo que realmente molesta al ciudadano es tomarlo por tonto.
