Efecto domino con la vieja Estación de 1880. (I)Cuando un edificio se cede entre administraciones por un precio simbólico y por un largo periodo, como es el caso del edificio de la vieja estación ferroviaria del Parque de Gasset, el fin último de la cesión es la adquisición de la propiedad definitiva por parte del receptor. Solo en caso de incumplimiento flagrante se denuncia el convenio para retornar la cesión.
Pues bien, esto último es lo sucedido: el incumplimiento por parte del Ayuntamiento ha llevado a Adif a denunciar el convenio y se ha tenido que devolver el edifico y los terrenos de su entorno 21 años antes de su finalización. Y todo ello ha sucedido sin medir el efecto domino que tiene dicho convenio para otros proyectos urbanísticos claves para la modernización de la ciudad.
Para contextualizar, muy brevemente, es necesario recordar lo siguiente: el edifico fue cedido al Ayuntamiento por Renfe en el año 92, entre más enseres y propiedades, también fruto de otros acuerdos con Renfe, por el precio de 12.000.- pts. al año, durante un periodo de 50 años, para integrarlo en el Parque de Gasset y destinarlo a actividades culturales, (Museo del FF.CC), ocio, formación, empleo, desarrollo local, social, o usos análogos. Desde la cesión del edificio y sus terrenos en mayo de 1.992, siendo alcalde Lorenzo Selas y Portavoz Municipal Diego Peris, ambos presentes en la firma, han pasado 29 años y otros cuatro alcaldes más al frente de las sucesivas corporaciones: Nicolas Clavero, Gil Ortega, Rosa romero y Pilar Zamora. Todos ellos, de una u otra forma, tienen responsabilidad sobre el incumplimiento que motiva la denuncia del convenio y reversión del edificio, pero la corporación actual tenía y tiene, además, la doble responsabilidad de evitar la reversión intentando reconvenir con Adif la situación para que el edificio y su entorno continúen en el patrimonio municipal.
Una sola llamada de la alcaldesa actual a la presidenta de Adif – administración del mismo signo político – habría bastado para evitar la denuncia del convenio y permitir su vigencia hasta el 2048.Mal esta no planificar la ciudad dejando pasar los años sin resolver expedientes urbanísticos y no dar solución a otros, pero deshacer lo hecho, como es la integración urbanística de un edificio histórico y sus terrenos adyacentes para espacios verdes y culturales en la zona más noble de la ciudad, sin buscar alternativa – incluso devolverlo a su propietario con desprecio – es, siendo benévolo, un auténtico desatino por utilizar un nombre masculino.
Es difícil mantener el discurso de un plan de modernización de la ciudad para 2025 con la recuperación de edificios y no conservar uno de los que ya está en el patrimonio municipal. Igualmente, no es demasiado coherente destinar dos millones de euros a la recuperación de un edificio ferroviario para usos no ferroviarios, como es el caso del futuro museo del folclore, y renunciar, sin mediar otra negociación política, y faltando todavía 21 años, a un edificio y sus terrenos adyacentes, y que son el último vestigio de la importancia del ferrocarril en ciudad Real durante los siglos XIX y XX. La explica muy bien esa importancia Agustín Jimenez Cano en su libro de Historia del Ferrocarril en Ciudad Real.El plan de modernización Ciudad Real 2025 estaba incompleto porque se improvisó para su presentación, pero sigue siendo deficiente porque tres años después no se ha trabajado rigurosamente con él. Y prueba de ello, de la falta de rigurosidad, es que no contempla quizás la actuación más importante y de más calado urbanístico de toda la ciudad, como es la ampliación del Parque de Gasset que fue recogida en la modificación del plan parcial del año 1987 y que viene ahora a colación con la denuncia del convenio de Renfe porque dificultara para años venideros y para otras corporaciones la ampliación del parque al no poder disponer del edificio.
Triste final y despedida de un equipo de gobierno. Ha sido la tónica general de este Ayuntamiento en los últimos años de gestión con el conjunto de edificios públicos ubicados de la ciudad, no saber qué hacer con ellos, y ahora nos dejan con la guinda: Perder un edificio histórico de 1880 y los terrenos de su entorno por no proponer y encontrar fórmulas alternativas a la reconversión del convenio hipotecando el desarrollo del Parque de Gasset.
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