No se trata de la que Sra. Arrimadas venga aquí con una vela a dios en castilla La Mancha gobernando con el PSOE y ponga otra al diablo en Castilla y León gobernando con el PP. Si así fuese los electores no lo verían mal porque representaría el espíritu político del partido de centro que les encumbro hasta los cincuenta y siete diputados cuando pensaban que Cs serviría para facilitar la gobernabilidad a izquierda o derecha en función de un programa moderado y centrado.
Sin embargo cuesta trabajo creer las palabras de Inés arrimadas en Ciudad Real hablando del pacto entre Ciudadanos y el PSOE para la gobernabilidad de los ayuntamientos de la Región, entre ellos el de la capital, cuando la propuesta y estrategia planteada ante su partido, de cara a su elección como Presidenta de Ciudadanos, es un pacto con el PP para las provincias de menos de siete diputados, es decir, la de unir sus votos a la derecha para arrebatar el gobierno al PSOE. Dice la Sra. Arrimadas que mientras funcionen estos pactos municipales con el PSOE, se seguirán manteniendo. «Cs seguirá siendo un partido útil en Castilla-La Mancha». Lo que de verdad nadie le ha dicho a la futura presidenta de Ciudadanos, y si se lo han dicho no quiere oírlo, es que los pactos no funcionan, son antinaturales y están suponiendo la parálisis estructural de las ciudades, por lo menos en Ciudad Real. Es más para Ciudadanos la coalición de Ciudad Real nunca estuvo pensada en clave de gobierno municipal.
Miente la Sra. Arrimadas, en este caso, porque aquí los pactos no buscan la gobernabilidad de los ayuntamientos de Ciudad Real, Albacete y Guadalajara, aquí los pactos lo que buscan claramente es sembrar la discordia dentro del PSOE. Desde el primer momento la operación fue diseñada para obtener rendimientos políticos en el resto del Estado y más temprano que tarde volverán a ser utilizados por Cs y PP como ejemplo de división interna del partido que gobierna. La obsesión de la Sra. Arrimadas es Pedro Sanchez, y su dialogo con los nacionalistas, y será capaz de hacer cualquier cosa con tal de que fracase internamente dentro y fuera de su partido. Que fracase como secretario general del PSOE y como Presidente del Gobierno. Claro está que la culpa no es del mono sino de quien le abre la puerta al mono. Hay que minar diariamente al enemigo, como y donde sea, hasta hundirlo y la Sra. Arrimadas entiende, como lo hacia anteriormente su jefe, que están en una tierra abonada para la discordia. Pero se equivoca porque en Castilla La Mancha todo apunta a que VOX ha venido para quedarse en lugar de Ciudadanos.
El triunfo claro del PSOE como partido el pasado 28 de noviembre, con más de treinta diputados sobre el segundo, frente a sus más directos adversarios, solo fue posible por la división de la derecha en tres partidos, porque como pudo verse después esa diferencia quedo reducida solo a dos votos en el parlamento a la hora de poder formar gobierno. La Sra. Arrimadas sabe qué las próximas elecciones para ganarlas la derecha y poder arrebatar el poder al PSOE pasan por la alianza de Ciudadanos con el PP, o del PP con VOX, en las veinticinco provincias donde la ley electoral se decanta por dar un mayor peso al territorio frente a la población permitiendo elegir cinco diputados y que curiosamente son las provincias que forman parte de ese nuevo concepto político de la “España Vaciada”.
Tiene que tener mucho cuidado la futura presidenta de CS con la estrategia del todo vale para acabar con el PSOE y desbancar a Pedro Sanchez uniéndose a la derecha en las listas electorales para arrebatar el gobierno porque con ello solo se está iniciando el proceso de desaparición por absorción en el Partido Popular. Igualmente también tiene que tener cuidado con las coaliciones y pactos que buscan la discordia y no están basados en la gobernabilidad porque los electores son sabios a la hora de decidir su voto. En Ciudad Real capital quizás el pacto ha dejado desde el inicio a dos patitas cojas. Quienes buscan crear confusión y se revuelven contra los intereses generales de quienes representan buscando la desestabilización tienen que tener mucho cuidado. No todo lo que dicen las encuestas forman parte de las decisiones de los electores y no siempre el galgo aguanta la carrera.