Es todo un espectáculo ver el número de camiones de gran tonelaje que llegan hasta la rotonda del Quijote Arena para dirigirse por la carretera de La Poblachuela, antigua 420, a tomar la autovía A43, al límite del término municipal de Ciudad Real con el municipio vecino de Poblete, dejando a su paso por la ciudad una estela de contaminación y deterioro de las vías urbanas. Estamos refiriéndonos el eje Lisboa/Sines-Badajoz-Ciudad Real-Levante y viceversa. La calle Magnolias de la capital parece la entrada y salida de unos de los puertos industriales del país. La densidad de tráfico pesado en esta calle supera los límites razonables.
La nacional 430, llamada macabramente por algunos carretera de la muerte, escupe diariamente cientos de miles de toneladas hacia el interior de la ciudad con el único fin de atravesarla para tomar la A41 y A43. Cruzar Ciudad Real es la mejor opción de viaje para los cientos de miles de camiones anuales procedentes de Portugal y Badajoz camino de los puertos del Mediterráneo y en sentido inverso los dirigidos hacia el país Luso. Son tráficos de largo recorrido buscando, una vía de alta capacidad, que tienen que atravesar vías urbanas. Los navegadores de ruta no encuentran otra alternativa mejor para llegar a su destino porque no existe.
Es muy posible que, en España, Ciudad Real sea la única capital donde todavía hay que soportar el tráfico pesado por el interior porque no existe una alternativa. Debemos de ir como veinticinco años por detrás del resto de ciudades y pueblos. Se hace preciso acometer con urgencia una alternativa a la actual ruta de tráfico Lisboa – Valencia hasta en tanto lleguen las variantes anunciadas. Ciudad Real tiene un déficit en infraestructuras que se arrastra desde gobiernos anteriores y no es suficiente con ir una vez cada dos años al Ministerio de Fomento a pedir la colaboración económica para el plan Ciudad Real 2025. El ayuntamiento está obligado a reivindicar con mucha más vehemencia y con datos objetivos de tráfico, aforos y estudios, la necesidad de resolver esta anacrónica situación. La eliminación de estos tráficos pesados por el interior de las calles de la capital es una exigencia de primer orden.
Es necesaria una solución de urgencia al tráfico pesado y de gran tonelaje a su paso por la ciudad y existen alternativas económicas, rápidas, y fáciles de ejecutar: ensanchar la CR. P. 4128 en todo su recorrido desde Alarcos a Poblete para conectar la 430 con la AP.41. Se trata de un tramo de escasamente cuatro kilómetros que evitaría el paso de tráfico por la ciudad, acortaría el tiempo de viaje en unos 15 minutos para miles de camiones y reduce en 10 kilómetros la ruta que les obliga a pasar por Ciudad Real. Todo ello con el consiguiente ahorro económico para el transporte y con el beneficio para la capital de evitar deterioros y ganar en seguridad.
Como ya he comentado otras veces en esta ciudad los grandes proyectos de infraestructuras o de Urbanismo se detienen pasando de una generación a otra como proyecto y nunca se ejecutan. Es innecesario repetir, una vez más, la necesidad de las variantes de Ciudad Real, segunda ronda, incluidas dentro del plan 2025, estancado y paralizado en lo que respecta a estas grandes infraestructuras dependientes de Fomento, como igualmente resulta también innecesario recordar la prolongación de la A43 en su trazado hacia el Oeste. Ahora lo que se trata es de ser pragmático acometiendo, por la vía de urgencia, una solución practica para resolver dentro de la provincia y comunidad el grave problema de tráfico pesado que atraviesa el interior de la capital de la provincia. No se trata de pasar una patata caliente a nadie. Es una solución validada tanto si el trazado futuro de la A43 es por Puertollano como si se realiza por Piedrabuena. En ambos casos reporta indudables beneficios al transporte y a la ciudad. Para el Ayuntamiento debería de convertirse en una prioridad antes de tener que lamentar nada.
