Aplazar Fenavin es una mala notica, pero es una buena decisión por parte de los gestores y responsables políticos de la feria. En el primer semestre de 2021 aun costara recuperar los viajes internacionales y es mucho mejor la prudencia que embarcarse en gastos para después tener que cancelar la feria. Su traslado a 2022, donde previsiblemente contemos con una vacuna contra el Covid y se comience a recuperar la movilidad nacional e internacional es, como digo, una sabia decisión. Lo que quizás no sea igual de sabio es celebrar dos ferias seguidas, una en 2022 y otra en 2023, eso no hace recuperar la edición perdida ni sirve para incrementar las ventas y contactos comerciales. Los mismos argumentos que daba la propia organización para que fuese una feria bianual siguen siendo igual de validos una vez celebrada la primera después de esta crisis sanitaria.
El hecho de que 2023 sea un año electoral y Fenavin haya sido cada cuatro años, desde su primera edición, la antesala de las elecciones locales no es excusa ni motivo para su celebración seguida durante dos años. El año 2023 puede albergar otras ferias y organizaciones comerciales distintas a las del vino. Tendremos un pabellón ferial nuevo, ya concluido en sus dos fases, y necesitamos crear la actividad comercial necesaria para potenciar los productos de la tierra. Pabellón que por cierto habría que ponerle un nombre ilustre para identificarlo de forma más cercana y personal y no tan genérica como Pabellón ferial de Ciudad Real. Sugiero pensar en ello y buscar nombres de consenso, de Ciudad Real, que permitan bautizarle huyendo de los tópicos y típicos nombres alusivos a miembros de la Casa Real y Corona.
Pero volviendo al asunto. El nuevo pabellón ferial, una infraestructura de 30.000.- metros cuadrados, nace con la idea de contribuir a la economía provincial para: “convertirnos en una referencia del turismo de ferias y congresos y un espacio y lugar de eventos con repercusión económica y generación de empleo”. Son las palabras del presidente de la Diputación. Es necesario buscar y encontrar nuevas ferias y proyectos comerciales para promocionar la provincia y los recursos de esta porque de lo contrario nos podemos morir de éxito solo con Fenavin-. De lo contrario, de no buscar nuevos eventos y situarlos entre los mejores, la inversión realizada y esfuerzo fiscal de todos los ciudadanos en esta infraestructura perderá todo su sentido.
Productos como el Queso Manchego, donde nuestra imagen de marca internacional nos avala como uno de los mejores del mundo, merece una feria del queso a nivel nacional e internacional. Son muchas las producciones de queso y denominaciones de origen las que celebran pequeñas ferias comerciales en múltiples países y regiones. Aglutinar y liderar este sector puede ser igual de importante que el del vino. Y esto no es una cuestión de maridaje. El queso aun tiene desarrollo para incrementar su producción y generar nuevas ganaderías e industrias de elaboración en la provincia. Si Fenavin ha tenido en Manuel Julia a un director de feria que le ha dado el prestigio internacional, sin contar con los medios adecuados y con la provisionalidad de unas carpas, quizás sea necesario ir pensando en nuevos nombres para cada sector en el que se quiere estar presente.
El Pabellón y la infraestructura requerirá de un director, de un casero, pero cada evento o feria necesitará de especialistas para su desarrollo. En la agricultura y en la alimentación tenemos que encontrar parte de nuestro futuro. Tenemos que dar el paso de las ferias locales de los sabores a las ferias nacionales e internacionales de comercio. Las primeras nos aportan la cultura de nuestra gastronomía, pero las otras nos aportaran negocio y puestos de trabajo. Sin lugar a duda alimentación y logística son el futuro de esta provincia.