En el mundo rural es necesario volver a las oficinas de extensión agraria pero transformada en servicios de extensión digital. En los años 50 y 60 estas oficinas agrarias, presente en la mayor parte de los municipios, contribuyeron a la modernización del campo y a la formación de los agricultores, promovieron el cooperativismo y enseñaron a los agricultores modernas técnicas de producción de los cultivos. En definitiva sirvieron para modernizar el mudo rural que se había quedado descolgado después de la guerra civil.
Las oficinas de extensión agraria fueron un motor de desarrollo en el municipio para la mejora social y económica. Lo mimo se ocupaban de los arreglos de caminos o de la transformación de tierras de secano a regadío pasando por la creación de un teleclub. Un capataz agrícola tenía a su disposición veterinarios o ingenieros agrónomos para desarrollar los programas de modernización agrario y ganadero del pueblo.Setenta años después y en pleno proceso de revolución tecnológica digital el mundo rural necesita de una ayuda urgente en la digitalización.
La oficina del siglo XXI de cada municipio tiene que ser de extensión digital. Ahora la necesidad es la de un especialista que sepa formar en redes sociales, en economía global, en transportes y logística, en financiación, en presentación de proyectos, etc. Un “Capataz Digital” que a modo y semejanza de los antiguos capataces agrícolas y apoyado por otras especialidades como: economistas, abogados, ingenieros, etc. pueda trasladar a la población que subiéndose al carro de las nuevas tecnologías están conectados al resto del mundo y no es necesario abandonar la población para obtener los recursos necesarios en el propio municipio y vivir de ellos.
Posiblemente siga siendo la agricultura y la ganadería la base de la economía pero transformada a las necesidades de esta nueva era digital. Hoy día en cualquier pueblo, por pequeño que sea, puedes estar comprando y vendiendo al resto del mundo. Si hace cincuenta años surgieron las cooperativas agrícolas para comercializar los productos agrarios y ganar en competitividad hoy quizás es necesario desarrollar una APP para vender lo mismo y ser competitivo. Además de conocer las redes de distribución logísticas – packing y el picking -.
Si antiguamente las oficinas promovían los caminos y los regadíos hoy será necesario las carreteras y conexiones con las autovías y otros medios de transporte modernos pero también, y mas importante, las infraestructuras para las comunicaciones digitales en alta velocidad. Si hace 50 años al agricultor se le enseñaba como financiar los proyectos cooperativos o de inversión hoy día habrá que enseñar coworking.
Desde cada municipio pueden desarrollarse proyectos colectivos pero también ideas y proyectos individuales. Si algo tiene de verdadero poder el acceso a las redes digitales es vender tu producto en cualquier parte del mundo y tener tus clientes a solo un clic. Una oficina de extensión digital que guie y asesore en cada municipio y una conexión on-line en tiempo real las veinticuatro horas del día son el nuevo modelo de trasvase del conocimiento a cada pueblo y municipio de la España vaciada para que se inicie la transformación. Después cuando lleguen las ideas y se plasmen los proyectos llegaran otras necesidades para conectar con las grandes redes de transporte publicas y/o privadas.
Para situar la oficina de Extensión Digital en un ejemplo concreto les cuento que el otro día un amigo compro unos nidos de golondrina por internet para colocarlos en su casa y le llegaron en 72 horas desde un pequeño pueblo a 50 km de Múnich. Es urgente y necesario trazar los planes de desarrollo digital conjuntamente entre la Junta de comunidades, Diputaciones, Ayuntamientos y Universidad. Tienen que dejar de mirarse el ombligo y actuar de una vez sin pérdida de tiempo. Hay demasiados recursos humanos obsoletos en cada pueblo de las distintas administraciones que necesitan de una reconversión.
