Peatonalización del centro. Sí y necesaria.
Un éxito de esta alcaldesa, aunque tímida e insuficiente para una ciudad de las características de Ciudad Real. ¿Por qué es necesaria? Porque la única manera de recuperar un centro de la ciudad y hacerlo atractivo para el comercio, el ocio y el turismo, es mediante la peatonalización y posterior embellecimiento urbano de esas calles. ¿Por qué es insuficiente? Porque aún quedan espacios y lugares que tienen que cerrarse al trafico rodado como: el Prado, La catedral, La Plaza de la Constitución o las calles, Camarín, Caballeros Elisa Cendrero, algún tramo de Postas y Paloma, entre otras, para evitar que los vehículos sigan siendo el actor principal.
La peatonalización del anillo central de la ciudad, de su corazón, es una forma de poder recuperar mediante el diseño urbano, de sus nuevas y peatonalizadas calles, un espacio atractivo para el peatón y el visitante ya que arquitectónicamente la mayoría de los edificios no tienen valor y carecen de estética. El cierre de determinadas calles del centro está cambiando el tráfico de la ciudad. Era lógico y de esperar y por ello tenía que haberse anticipado movilidad con un nuevo esquema del tráfico, pero con un objetivo fundamental: evitar que los vehículos lleguen al centro de la ciudad.
Si se peatonaliza el centro y no se suprimen vehículos o se organiza un esquema rodado alternativo que eche los vehículos fuera del centro o hacia los aparcamientos disuasorios el caos está servido en el resto de la ciudad al haberse suprimido plazas de estacionamiento y tener que desviarse los vehículos hacia otros puntos nuevos sin la posibilidad de encontrar donde aparcar. Lo que está sucediendo es que el mismo tráfico de vehículos privados que existía previamente al inicio de las peatonalizaciones ahora se mueve por calles distintas dando vueltas en busca de un aparcamiento.
Por ejemplo: calles poco preparadas como la calle de Estación Viacrucis de pronto se encuentran saturadas al recibir un nuevo flujo de tráfico procedente del centro, tanto de autobuses como de vehículos particulares, para acabar nuevamente todos en la calle de Toledo. Previa a la peatonalización se deberían de haber estudiado detenidamente las alternativas al tráfico rodado, incluidos los circuitos e itinerarios de los autobuses urbanos, para haber evitado el caos que supone el desvió por algunas calles que no reúnen las condiciones adecuadas. Todo en esta vida requiere siempre de una planificación y de una organización.
Aspectos como el transporte urbano público, el acceso a los parkings de los edificios privados, los desvíos del tráfico por otras vías alternativas, la zona azul resultante de un nuevo esquema de circulación, los accesos a los aparcamientos públicos subterráneos existentes, etc., son aspectos que deben estar previstos antes de llevar a cabo la peatonalización. Y eso no se ha resuelto. Incluso el tamaño de los autobuses era y es motivo de estudio, porque han ido creciendo nuevamente durante los últimos años en dimensiones mientras que las calles siguen siendo iguales y su nivel de ocupación no mejora.
Un departamento de movilidad urbana municipal es para anticiparse y crear planes de actuación buscando fórmulas y alternativas al actual modelo de transporte que tiene la ciudad basado el vehículo particular. Un modelo donde ahora se pretende llegar hasta la puerta del establecimiento donde se realizan las compras o del colegio donde van los niños. Movilidad no es solo un equipo técnico, es una filosofía política.
Hay que entender y promover una nueva forma moverse por la ciudad, más fácil, más ágil, y sobre todo sostenible, económica y medioambientalmente, no solo en transporte público. Caminar, pedalear, subirse al autobús, dejar el coche, aparcamiento fácil periférico, educación, concienciación, coordinación con otras áreas, etc., son necesarias en un plan de peatonalización por parte de un equipo de movilidad. Por cierto, equipo que tiene que ser multidisciplinar. La movilidad de la ciudad no es el tráfico.