Como en una partida del juego de la Oca después de caer en el pozo el aeropuerto ha vuelto a la casilla de salida del día 18 de diciembre de 2008. En condiciones distintas, pero, está vivo y vuelve a tener actividad. Han sido once años de un largo y tortuoso camino, que ha ido minando la credibilidad del proyecto en los sectores logísticos e industriales, para volver a iniciar este pasado viernes, día 13 de septiembre, nuevamente la actividad aeroportuaria.
Ciudad Real, capital y provincia, Castilla La Mancha, y España, le pese a quien le pese, le moleste a quien le moleste, vuelven a tener un nuevo aeropuerto abierto al tráfico aéreo, de interés público pero de gestión privada, susceptible de volver a iniciar operaciones de tráfico nacional e internacional. Lo mismo que sucede en el juego hay que volver a lanzar el dado y avanzar nuevamente por el tablero desde la casilla uno volviendo a sortear los peligros del juego y sabiendo que nunca se estará exento de caer y pasar por otras casillas que te inmovilicen o te dejen un tiempo sin jugar, como sucede en toda actividad empresarial, pero esas son las reglas
Cuando transcurra esta primera etapa de reactivación de las licencias, donde todavía queda tela que cortar, lo más importante es situarlo en un marco de competitividad en relación a otros aeropuertos públicos que operan en su entorno. Carga aérea, transporte de mercancías, logística de distribución, mantenimiento de aeronaves, pasajeros, etc., da igual, en cualquiera de los campos donde se desenvuelva y se situé su plan de negocio tiene que ser mas competitivo que el resto de aeropuertos donde se vienen desarrollando esas actividades en la actualidad. Dos grandes hitos se le presentan al Aeropuerto de Ciudad Real en los próximos años para situarse en el mercado y que reporte beneficios a la comunidad donde está ubicado en términos de desarrollo de la actividad económica y consecuentemente de generación de empleo: Confianza y competitividad.
La primera tares es ganarse el prestigio de la comunidad aérea y de quienes operan en ella, que aunque parece un sector amplio, que está repartido por todo el mundo, es como un pañuelo. Transitarios, aduanas, compañías aéreas, GDS, empresas de halding, Courier internacionales, administraciones públicas, importadores, exportadores, etc. son un primer paso para afianzar el proyecto de aeropuerto y centro logístico de actividades. Formar parte de esa comunidad aérea y gozar de su confianza es esencial para el futuro. Dos exigencias tendrá la comunidad aérea al aeropuerto: permanencia en el tiempo y seguridad jurídica. Conseguido este primer hito muchos de ellos, de forma unilateral, pasaran a estudiar la posibilidad de operar e invertir en el Aeropuerto de Ciudad Real. Cualquier actividad aeronáutica lleva aparejada siempre la realización de inversiones y es de libro que sin confianza no hay inversión.
El segundo no es menos importante, el de la competitividad para atraer proyectos de inversión en torno a la infraestructura aeroportuaria. La competitividad no viene solo de la posición geoestratégica y es necesario aportar valor a las empresas que elijan el aeropuerto.
Los principales competidores son todos públicos y operan en red, un verdadero problema para un aeropuerto de gestión privada. Precisamente en la igualdad de condiciones, con los otros jugadores, estará una de las claves del aeropuerto. El modelo de autorización por parte del Estado de aeropuertos de interés público, pero de gestión privada, no contribuye a la competitividad de los privados y todavía menos si sumamos que algunos competidores tienen apoyo profesional de las instituciones locales, provinciales y regionales, mediante figuras jurídicas creadas de forma conjunta para apoyar a la infraestructura y su desarrollo industrial. Nadie protestara por lo que reciben cada ejercicio fiscal mas de una treintena de aeropuertos españoles para poder seguir vivos, se hace con cargo al beneficio que generan otros Aeropuertos como el de Madrid o Palma, pero un solo euro al de Ciudad Real por ser de gestión privada encenderá todas las alarmas políticas.