Imaginemos un triangulo cuyos vértices vayan desde La plaza del Pilar a la Catedral, desde la catedral a la Iglesia de la Merced y desde la Iglesia de la merced a la Plaza del Pilar. El resultado es el triángulo cultural y turístico de la Ciudad. El único de que dispone.
Tenemos escasos recursos para el turismo que ofrecer a quienes visitan la ciudad, pero la mayoría de ellos se encuentra situados en ese triangulo. La plaza de Cervantes, La Delegación del Gobierno, El Mercado Municipal, el Museo Lopez Villaseñor y los Jardines del Prado, La SIB Catedral, el Museo del Convento de la Merced, el Palacio Provincial, la Iglesia de la Merced y el Museo Elisa Cendreros, El museo Provincial, el Museo Diocesano, el Centro Cultural del Antiguo Casino, El Ayuntamiento, La Plaza Mayor y La Plaza del Pilar, que ya por si misma está conectada con San Pedro. La joya de la ciudad.
Peatonalizar este triangulo haciendo desaparecer el tráfico rodado, salvo las excepciones necesarias para los vecinos de la zona y vehículos de emergencia, es transformar enteramente la ciudad. No solo por conseguir tener un centro peatonal, que sin duda es una transformación. La peatonalización de estos espacios y de estas calles, aproximadamente unos 2.000 m, supone convertirse en una ciudad distinta donde el peatón es el verdadero protagonista. La peatonalización del centro de la ciudad permite diseñar y realizar un circuito cultural e histórico para ofrecer al turismo. Supone prepararse y acondicionarse para explotar los pocos recursos de que disponemos. De los que siempre hablamos, pero donde casi nunca se invierte. En definitiva, supone hacer una ciudad nueva, cómoda, sin vehículos, dirigida a los peatones y al turismo y donde el comercio local puede encontrar el revulsivo económico que necesita.
El centro está muerto económicamente, salvo la excepción de la Plaza Mayor que es donde se ha trasladado toda la vida de la ciudad y de algunas de las calles peatonales que salen de la misma plaza. La ciudad no tiene atractivos. O la reconvertimos urbanísticamente mediante proyectos ambiciosos que le devuelvan protagonismo o el centro terminara siendo abandonado y se quedara sin actividades comerciales. Se pueden ver los locales vacios y en alquiler durante años. La ciudad necesita de un proyecto que convierta el centro en un polo de atracción. En algunos casos será necesaria inversión, pero en otros muchos solo se necesita de la gestión. La recuperación de espacios como la antigua biblioteca y casa de la cultura para dedicarla a fortalecer las actividades turísticas. Promover definitivamente una solución al entorno del camarín y los viejos solares existentes. Incentivar la resolución del PERI de la Plaza Mayor y Calle Postas. Remodelar la plaza de los Mercedarios. Peatonalizar la calle caballeros, la calle de Toledo desde la Plaza de la Constitución hasta la plaza Mayor, La calle Calatrava hasta Paloma, la calle Postas, la calle Obispo Estenaga, todo el entorno de la catedral y la calle Camarín hasta la Merced. En conclusión, hacer una peatonalización de todo este triángulo cultural y turístico con un mismo tipo de mobiliario urbano. Tener una misma estética y estilo que realce y de valor añadido.
El plan de modernización de 2025 de la capital recoge en su espíritu la recuperación de la ciudad para los peatones, pero lo hace desde el punto de vista de sacar los vehículos que circulan por la ciudad o por la ronda actual para desviarlos hacia vías de alta capacidad, pero no está pensado para devolver la ciudad al peatón y revitalizar la ciudad, y su pequeño comercio.
Ciudad real no está estructurada para poder mantener el actual tráfico de vehículos. No cuenta con vías que permitan la convivencia peatón – automóvil produciéndose el caos en la mayoría e las calles. El diseño de la actual ciudad, que intenta conciliar la convivencia entre peatones y coches, ha obligado a llenar las aceras de pivotes para evitar los estacionamientos indebidos, sin accesibilidad, con una zona azul que va más allá de la simple rotación. No es suficiente racionalizar el uso del escaso aparcamiento mediante prohibiciones, tasas, impuestos y multas. La peatonalización del centro no debe ser siquiera pensando en hacer desaparecer los problemas entre peatones y vehículos, sino que debe buscar un nuevo modelo de ciudad.